Aprende Gimnasia Emocional

Elvira Mansur – artículo revista CorpoSano – 18 noviembre 2022

¿Cómo afecta el lenguaje a la igualdad o mejor, a la paridad de género?

Hoy sabemos que a través del lenguaje construimos nuestra realidad. Me refiero al lenguaje que utilizamos para hablar con los demás y también para elaborar nuestros pensamientos.

Así, si queremos impulsar o ser el motor de un cambio o una mejora en nuestras vidas, hemos de poner nuestra atención en la manera que tenemos de hablar y hablarnos.

Hablo de paridad como sinónimo de igualdad porque a mi parecer, dado que mujeres y hombres no somos iguales, creo que paridad se ajusta más a lo que nos referimos, implica que tod@s somos personas, con los mismos derechos y deberes. Que las diferencias, en este caso de género son enriquecedoras y que lo que no podemos permitir es que por ello haya discriminación.

En la revista CorpoSano de octubre, ya os comenté en el artículo ¿Realidad o ficción? Cómo funciona nuestra mente respecto a las emociones que nos genera y apuntaba que el lenguaje no es inocuo y cómo influye en nuestro bienestar.

https://issuu.com/corposano/docs/corposano_noviembre_2022_/138

Hoy quiero centrarme en cómo influyen en nuestra vida palabras o frases concretas que hemos incorporado de manera automática en nuestro hablar diario y en especial en lo referente a hablar con más igualdad de género.

Cuando hablamos de cambios a todos los niveles para conseguir una sociedad más igualitaria, nos referimos casi siempre a leyes, normas, decisiones políticas, judiciales y empresariales, todas ellas muy necesarias, pero ¿qué pasa con lo que cada persona puede aportar?, ¿qué cambios individuales son necesarios para que la paridad/igualdad se imponga?

Desde mi punto de vista, para consolidar la paridad de género es importante realizar microcambios a nivel individual en muchos aspectos, y uno de ellos es la manera que tenemos de pensar y sobre todo de hablar.

En el universo hispanohablante, el uso del castellano está plagado de modismo y costumbres sexistas, y aunque puede haber algunas diferencias entre diferentes países, en España al menos, se utilizan palabras como “coñazo” (con perdón) para algo que es malo, negativo, pesado, desastroso y “cojonudo” para todo lo contrario, lo que es fantástico, maravilloso, estupendo.

Otro ejemplo es el orden con el que usamos los pronombres, incluso por personas dedicadas a fomentar la paridad/igualdad. Si os fijáis, la mayoría de las veces escuchamos “ellos y ellas”, nosotros y nosotras”, es decir, se tiene el cuidado de hacer referencia a ambos géneros pero casi siempre se empieza por el masculino.

¿Ella/el o El/ella, nosotros/nosotras o nosotras/nosotros…?

No estoy diciendo que siempre empecemos con lo femenino, sino que propongo mencionarlos de manera más igualitaria.

Por supuesto esto lo hacemos sin darnos cuenta, sin ser conscientes del uso que estamos dando a estas palabras, es un hábito adquirido desde siempre.

¿Qué pasaría si ampliamos nuestro vocabulario emocional para expresar lo que sentimos sin recurrir a estas palabras claramente sexistas?

¿Y si practicamos cambiar el orden de exposición de los géneros para que sea más igualitario?

Quizás penséis que es una tontería, que todos entendemos lo que queremos decir al usar estas palabras, y estáis en lo cierto, todos lo comprendemos, el problema surge en lo que entiende nuestra mente y lo que queda en nuestro subconsciente.

Una de las características de nuestra mente, como ya he comentado en otros artículos, es que entiende todo literalmente, de manera que el mensaje que estamos dejando que arraigue en nuestro subconsciente es que lo femenino es malo y lo masculino genial o que primero va lo masculino y luego lo femenino, primero el hombre y luego la mujer.

Como sabéis, esto se manifiesta en nuestra comunicación no verbal, insisto, de manera inconsciente, y así no ayudamos a integrar en nuestro ADN, la paridad/igualdad de género, al contrario, perpetuamos el uso de un lenguaje casposo y sexista.

Nuestro idioma es muy rico, así que si tomamos consciencia de cómo hablamos y nos esforzamos en expresar nuestras emociones con otras palabras, además de conseguir un hablar más neutro en lo que respecta al género, estaremos enriqueciendo nuestro vocabulario y mejorando mucho nuestra comunicación.

Mujeres y hombres, hombres y mujeres, personas

Otra apuesta que os propongo es utilizar, siempre que proceda, la palabra “personas”, que a mí me parece muy integradora pues incluye a todos las individuas e individuos de la especie humana.

Además en nuestra sociedad actual, quizás haya personas que se sientan a la vez mujer y hombre, hombre y mujer, ¿es posible?

Hablar de lo que el lenguaje crea es muy genérico y creo que hemos de profundizar en las enormes implicaciones que tiene en múltiples facetas de nuestras vidas, entendiendo que estamos promoviendo un cambio que va mucho más allá de lo que vemos en los medios de comunicación cuando hablan de igualdad de género.

Como siempre los cambios sociales empiezan por lo que cada persona aplica en su vida, siendo consciente que en gran cantidad de ocasiones, supone realizar un cambio de hábitos instaurados desde que nacimos y esto no es fácil, pero puede hacerse si tomamos consciencia de ello y somos perseverantes en practicar esta nueva manera de expresarnos.

Dicen los sabios que con 21 días de practica nuestro cerebro automatiza el cambio y lo incorpora como un nuevo hábito, así que os ánimo a poner vuestra atención en la manera en cómo habláis y practicar los cambios.

No pasa nada si necesitas más tiempo, lo importante es tomar consciencia y pasar a la acción para generar hábitos que mejoren la integración de la paridad en nuestras vidas.

El ser humano, pasa por las siguientes etapas cuando toma consciencia de que quiere o necesita aprender algo o cuando quiere introducir un cambio.

Así pasamos por los niveles 1 a 3 de manera consciente, hasta que con la práctica alcanzamos el cuarto, en el que ya no nos cuesta nada hablar con total paridad porque al convertirlo en un hábito lo hacemos de manera inconsciente.

Eso sí, requiere un esfuerzo por desaprender lo que nos han inculcado desde siempre y reaprender una manera mejor de comunicar.

¡La mejora de tu bienestar está en cada pasito que das!

https://issuu.com/corposano/docs/corposano_diciembre_2022_/114

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